lunes, 18 de abril de 2011

APRENDIZAJE COLABORATIVO


La aplicación del aprendizaje colaborativo en el aula presenta cierta resistencia entre los estudiantes, y de manera enfática entre los más aventajados, porque están acostumbrados a involucrarse en una lucha de ganadores y perdedores en la que quieren ser siempre los mejores, y en los alumnos no aventajados porque no creen que tengan posibilidades de éxito; ambas situaciones competitivas desarrollan una interdependencia negativa en el logro de sus propósitos de aprendizaje. Los estudiantes también prefieren trabajar de manera individual, en sus propios objetivos de aprendizaje; sus propósitos nada tienen que ver con lo que hagan los demás y, de igual forma, los propósitos de los demás nada tienen que ver con él; ésto es consecuencia lógica de la cultura del individualismo que suele predominar en el entorno educativo El uso de las nuevas tecnologías, en un entorno donde las demandas realizadas desde la sociedad de la información vienen apuntando por un aprendizaje a lo largo de la vida, comporta un problema cultural que mueve una transformación de los roles de los estudiantes, del profesor y de la metodología de trabajo, donde la colaborativa se convierte en estructura básica de trabajo. El estudiante debe de pasar de una actitud pasiva a activa, lo cual potenciará el dominio de capacidades para adaptarse a un entorno que se modifica rápidamente: trabajar en equipo de forma colaborativa, aplicar la creatividad a la resolución de problemas, aprender nuevos conocimientos y asimilar nuevas ideas rápidamente, tomar iniciativas y ser independientes, aplicar las técnicas del pensamiento abstracto e identificar problemas y desarrollar soluciones. Esto le permitirá alcanzar “las competencias que deben poseer los individuos de la sociedad de la información: competencias cognitivas, competencias metacognitivas, competencias sociales y disposición efectiva para un trabajo eficaz” (Birenbaum 1996). Desde el punto de vista docente, se necesita una figura reflexiva, con un bagaje cultural y pedagógico importante para organizar un ambiente y un clima propicio para el aprendizaje. El profesor pierde su estatus de transmisor de la información, y se potencia como evaluador y diseñador de situaciones mediadas de aprendizaje. Al mismo tiempo deberá de poseer habilidades para trabajar y organizar proyectos en equipo, transformándose en un organizador dinámico del currículum estableciendo y adoptando criterios para la creación de un entorno colaborativo para el aprendizaje.

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